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La ciencia y el rigor en la información

La ciencia y el rigor en la información

La Unidad de Cultura Científica de la Universidad Complutense ha editado una “Guía de actuación para contrastar la información científica”. Es especialmente oportuna en estos momentos de infodemia, de auge de la posverdad, de “orgullo magufo” reivindicado por el movimiento anticiencia.

En ComunicaBiotec somos muy conscientes de lo que hace la opinión a veces deformada, a veces interesada, en temas como la biotecnología vegetal o en otros en los que nos hemos posicionado, como el uso de animales en la investigación o las vacunas, muy especialmente en estos tiempos de pandemia en los que la biotecnología está contribuyendo de forma esencial a mejorar la salud humana.

La ciencia está siendo utilizada en mensajes ideológicos, exclusivamente emocionales y con propósitos interesados. Como la Guía señala, “la repercusión de noticias sin sustento científico va más allá de las opiniones y creencias de cada cual, ya que afectan a la sociedad en su conjunto y tienen consecuencias en la salud pública”.

La Guía indica: “El fenómeno [de la posverdad] adquiere especial virulencia en el ámbito político, pero también se produce en otros muchos sectores, incluida la ciencia. Podría decirse que es uno de los campos donde más protagonismo tiene, especialmente en el terreno de la salud. Hay toda una tradición de prácticas pseudocientíficas y de medicinas alternativas cuya implantación excede de largo la aparición de internet. Desde 2020, este destacado lugar se ha visto especialmente reforzado por la pandemia de covid-19”.

Ahora se llaman “fake news”, pero han existido siempre. La desinformación, la contrainformación, el bulo, el uso ideológico de la información son una constante histórica. Lo que ha cambiado es su alcance, que puede ser global, la rapidez, la circulación acelerada pues ahora existen las redes sociales y a través de ellas se difunde todo y todos pueden hacerlo.

Pero hay “patrañas” y bulos desde hace milenios, han sentado cátedra en la historia comúnmente conocida y han sido utilizadas por grupos e intereses políticos, económicos e ideológicos. Como ejemplos que destaca la Guía, hay mucha gente convencida de que el incendio de Roma en 64 DC lo ordenó Nerón, quien desde luego no sería una bella persona pero que no parece fuera el causante. También se recuerda la noticia falsa difundida por el New York Journal, propiedad del magnate Randolph Hearst, que culpó a España del hundimiento del acorazado Maine en La Habana y fue el “casus belli” para la guerra de Cuba en 1898.

Un cierto tipo de periodismo sostiene: Que la realidad no te estropee una buena noticia. A muchos, la verdad no les estropea un mensaje que se ajuste a sus puntos de vista.

Juan Carlos Esteban
jcestebans@gmail.com

Juan Carlos Esteban
jcestebans@gmail.com