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Los colores de la biotecnología

La biotecnología es una ciencia tan amplia que, desde su desarrollo y consolidación, se le han tratado de poner apellidos para concretar sus aplicaciones, mediante diferentes colores: biotecnología roja, verde, blanca, azul…

 

Se han desarrollado muchas definiciones para la biotecnología. Una de las más acertadas podría ser la incluida en el Convenio sobre Diversidad Biológica de 1992, firmado por cerca de 200 países, que la define como “toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos”. A partir de ahí… todo un mundo de aplicaciones, retos…y colores.

 

El uso de estos colores para referirse a los distintos ámbitos de aplicaciones la biotecnología es ya universal. Aunque se han creado colores para muchísimos tipos de biotecnología, hay cuatro especialmente reconocidos: biotecnología roja para la aplicada a biomedicina; verde, para agricultura; blanca, para usos industriales, y azul para ámbito marino.

En todo caso, se asume la existencia de otros colores para facilitar la comprensión de una de las ciencias con mayor protagonismo a finales del siglo XX y principios del XXI. La biotecnología está presente en casi todas las áreas y actividades que realiza a diario el ser humano: un auténtico arcoíris de posibilidades.

 

Biotecnología roja o biotecnología sanitaria es aquella que recoge todas sus aplicaciones biosanitarias, cuyo fin último es la mejora o cura de enfermedades. Modificación genética, terapia génica, vacunas, terapia celular, nanotecnología, medicina regenerativa… Sus aplicaciones son numerosas.

 

Biotecnología verde es aquella que recoge todas sus aplicaciones en el sector agrícola. Plantas transgénicas, organismos modificados genéticamente (OMG), antioxidantes, hortofruticultura (técnicas de cultivo), levaduras y bacterias transgénicas (empleadas en la fermentación del vino y la cerveza, por ejemplo), biorreactores o agentes insecticidas son algunas de las muchas aplicaciones de la también llamada biotecnología vegetal.

 

Biotecnología azul es la que se aplica en ríos, mares y océanos. Exploración y explotación de organismos marinos, generación de microorganismos para descontaminar aguas, desarrollo de suplementos alimenticos, cosméticos, cremas… La diversidad es tan amplia como la existente en el propio mar.

 

Biotecnología blanca es la relacionada con las aplicaciones en el sector industrial. Algunos ejemplos son los biocombustibles, los procesos catalizados por enzimas para aumentar la velocidad de obtención de productos industriales o el uso de enzimas para reducir la formación de tóxicos en la producción de papel.

 

Biotecnología gris es aquella que recoge todas sus aplicaciones centradas en los ecosistemas y las ciencias ambientales. Por ejemplo, descontaminación de suelos, gases industriales, eliminación de metales pesados y, en definitiva, la búsqueda de la sostenibilidad del ser humano y su ecosistema.

 

Biotecnología marrón es la que se dedica al tratamiento y aprovechamiento de suelos áridos y desérticos a partir de especies altamente resistentes a suelos salinos y secos. Está bastante relacionada con la biotecnología verde.

 

Biotecnología dorada es la relativo a desarrollos bioinformáticos, secuenciación de péptidos, búsqueda de alteraciones en el ADN, transcripciones erróneas del ADN y estudios filogenéticos entre otras cuestiones.

Biotecnología negra es la vinculada al bioterrorismo y a la denominada guerra biológica. Lamentablemente, como la pólvora, la biotecnología ayuda a construir puentes, pero también puede favorecer su destrucción.

 

Biotecnología morada es la centrada en el estudio de los aspectos legales que rodean a esta ciencia: medidas de seguridad (bioseguridad) como la protección de datos del paciente, las patentes (regulación jurídica), la bioética en cuestiones como reproducción asistida, clonación, investigación animal…

 

 

Biotecnología naranja es la relacionada con la educación y la divulgación. Este ámbito despierta cada vez un interés mayor por la responsabilidad que conlleva una buena labor de comunicación.

 

En definitiva, la biotecnología es todo un mundo de colores que merece ser contado.