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Un tren que no debemos perder

Un tren que no debemos perder

La biotecnología lleva a cabo innovaciones que tienen impacto científico, tecnológico, económico y social. Convierte la ciencia en motor de crecimiento y de bienestar. La biotecnología está transformando el mundo. Y debemos saberlo. 

La biotecnología utiliza sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados en salud humana y animal, alimentación, tecnología vegetal, aplicaciones industriales sostenibles, producción de biocombustibles. Y más.

La biotecnología transforma el mundo con terapias avanzadas, importantes resultados terapéuticos como el ARN mensajero, las aplicaciones del CRISPR (que se usa para cambiar y “editar” piezas del ADN de una célula), actividades como la revalorización de residuos, investigaciones de bioplásticos y biomateriales, mejora de la agricultura, desarrollos de utilidad para la alimentación… 

La biotecnología impulsa sectores como salud, alimentación, agricultura y tecnología vegetal o transición industrial ecológica. Con la bioingeniería de microorganismos para la producción de biocombustibles o la aplicación de enzimas y organismos genéticamente modificados en la conversión de biomasa, nos dirigimos hacia un futuro energético más sostenible. Además, como han indicado expertos, dirigentes y autoridades sectoriales, la biotecnología puede ayudar a lograr autonomía estratégica europea.

Competitividad biotec

Para mejorar la competitividad del sector biotecnológico se requieren políticas que fomenten la inversión en investigación y desarrollo, promuevan la colaboración entre empresas y centros de investigación, y faciliten la transferencia de conocimientos y tecnologías. 

La autonomía estratégica de sectores como el de la salud se puede apoyar en áreas esenciales que permitan simplificar el marco normativo europeo, reducir las cargas administrativas para aumentar la agilidad en las respuestas a, por ejemplo, necesidades médicas no cubiertas, y eliminar barreras a la inversión.

La sociedad en su conjunto debe comprender los beneficios que la biotecnología aporta en nuestro día a día, así como encontrar respuestas claras y entendibles a las preguntas sobre sus múltiples aplicaciones. Velar por una comunicación y difusión veraz, precisa y eficaz en todos los ámbitos que ésta se produzca es un objetivo totalmente prioritario.

Tengamos en cuenta que por ejemplo en Estados Unidos el clúster biotecnológico (agrupación de entidades, empresas y profesionales que tienen un propósito común científico, tecnológico y económico) combina las principales instituciones académicas, científicos e industria, posibilitando mecanismos de transferencia de tecnología que permiten el rápido paso a laboratorios académicos e investigación y, posteriormente, ágiles desarrollos a gran escala con inversión y recursos. Para inmediatamente después poder generar, si procede, aplicaciones industriales y comerciales que pueden llegar a la sociedad sin burocracia, atascos ni lentitud.

Pero claro, se trata de propiciar lo que une y no lo que separa, adecuar las normativas, y combinar sin prejuicios lo público y lo privado. Pero eso, para algunas perspectivas, es anatema.

Hay que hacerlo o perderemos un tren que no volverá a pasar. Y que lamentaremos haber perdido. 

Juan Carlos Esteban
jcestebans@gmail.com